El reconocimiento de la contribución de la Escuela de Salamanca al derecho internacional es viejo. Su enfoque en los derechos humanos, el derecho individual y la economía moderna hoy está recibiendo el reconocimiento que merece como ese centro intelectual de clase mundial. Hay docenas de escritores ibéricos que merecen mención. Unos cuantos merecedores son: Francisco de Vitoria (1480-1546), Domingo de Soto (1494-1560), Martín de Azpilcuta Navarrus (1493-1586), Diego de Covarrubias y Leiva (1512-1577), Luis de Molina (1535-1600), Juan de Mariana (1536-1624), y Francisco Suárez (1548-1617). La contribución de Salamanca a la economía moderna ha sido señalada por F. A. Hayek y su antigua estudiante, Majorie Grice-Hutchinson, profesora de economía en la Universidad de Málaga. James Gordley señala: “Una síntesis entre el derecho romano y la filosofía moral aristotélica y tomista finalmente se logró en el siglo XVI y principios del XVII. Era parte de de un movimiento intelectual que comenzó con Pierre Crockaert, un profesor de la Universidad de París. En 1512 publicó un comentario sobre la última parte de la Summa Theologica de Tomás con la colaboración de su pupilo, Francisco de Vitoria. Vitoria regresó a su nativa España, donde, como profesor en la Universidad de Salamanca, fundó la denominada Escuela de Ley Natural Española.”
Los derechos humanos se convirtieron en el foco de los escritos de la Escuela de Salamanca por las cuestiones prácticas que desde el Nuevo Mundo les mandaban los misioneros. Una de las importantes contribuciones de la Escuela de Salamanca en el siglo XVI, fue la defensa del libre albedrío en los debates en torno a la libre voluntad y el determinismo. Sin libre albedrío no hay moral. Sólo las personas libres pueden actuar moral o inmoralmente. Esta libertad es un don de Dios y cualquier sistema que la coarte o limite no sólo es inmoral sino que está condenada al fracaso porque lucha en contra de la misma naturaleza humana. Esto ya lo reconocieron los escolásticos españoles, quienes establecieron las bases del pensamiento liberal en todos los ámbitos de la vida humana —liberal por estar fundado en la libertad fundamental del ser humano y la liberación que procede de la redención cristiana—. Desde el derecho a la libertad personal, la libertad religiosa, la libertad económica, la libre determinación de los pueblos, hasta las leyes del mercado, el gobierno limitado, los bajos impuestos y el derecho de evadir los impuestos abusivos, fueron los temas tratados por estos pioneros del pensamiento democrático moderno. La condena práctica y tajante del estado invasivo y controlador está claramente delineada en sus escritos, los cuales establecen las bases morales de la sociedad humana.
Hoy día en que el fracaso del socialismo les da la razón a estos pensadores ibéricos es imprescindible retomar su pensamiento y ponerlo al día. Es de importancia fundamental el reconocimiento de que sin reglas morales claras y aceptadas por los pueblos no se puede construir un estado funcional y quedamos sujetos a la anarquía y el abuso de aquellos que se abrogan el derecho de imponer el orden a su antojo. Por ello es imprescindible que los moralistas de hoy asuman de nuevo el estudio de la moral económica y política desde la perspectiva de nuestras sanas tradiciones.