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Monday, September 20, 2010

Los Escolásticos Españoles y la Economía Moderna

Los descubrimientos y la conquista de las Américas tuvieron un impacto directo y profundo en la vida intelectual ibérica al promover discusiones en torno a las relaciones y el trato con los indígenas, así como en torno a los trastornos económicos suscitados por el gran influjo de oro a España y el mal uso que se le dio. Esto dio lugar en las universidades a investigaciones estudiosas de las implicaciones morales del descubrimiento. Así, se fundaron en las universidades ibéricas de los siglos XVI y XVII la economía moderna, los derechos humanos y el derecho internacional. Esto no fue logro insignificante y las universidades ibéricas rivalizaban a París como centro del saber europeo. Mentalmente, combinamos estas universidades ibéricas cuando hablamos de la Escuela de Salamanca, la cual era la principal universidad que formó a la mayoría de las facultades ibéricas. Ellas lidiaron con problemas modernos porque estos llegaron con los “descubrimientos”.
El reconocimiento de la contribución de la Escuela de Salamanca al derecho internacional es viejo. Su enfoque en los derechos humanos, el derecho individual y la economía moderna hoy está recibiendo el reconocimiento que merece como ese centro intelectual de clase mundial. Hay docenas de escritores ibéricos que merecen mención. Unos cuantos merecedores son: Francisco de Vitoria (1480-1546), Domingo de Soto (1494-1560), Martín de Azpilcuta Navarrus (1493-1586), Diego de Covarrubias y Leiva (1512-1577), Luis de Molina (1535-1600), Juan de Mariana (1536-1624), y Francisco Suárez (1548-1617). La contribución de Salamanca a la economía moderna ha sido señalada por F. A. Hayek y su antigua estudiante, Majorie Grice-Hutchinson, profesora de economía en la Universidad de Málaga. James Gordley señala: “Una síntesis entre el derecho romano y la filosofía moral aristotélica y tomista finalmente se logró en el siglo XVI y principios del XVII. Era parte de de un movimiento intelectual que comenzó con Pierre Crockaert, un profesor de la Universidad de París. En 1512 publicó un comentario sobre la última parte de la Summa Theologica de Tomás con la colaboración de su pupilo, Francisco de Vitoria. Vitoria regresó a su nativa España, donde, como profesor en la Universidad de Salamanca, fundó la denominada Escuela de Ley Natural Española.”
Los derechos humanos se convirtieron en el foco de los escritos de la Escuela de Salamanca por las cuestiones prácticas que desde el Nuevo Mundo les mandaban los misioneros. Una de las importantes contribuciones de la Escuela de Salamanca en el siglo XVI, fue la defensa del libre albedrío en los debates en torno a la libre voluntad y el determinismo. Sin libre albedrío no hay moral. Sólo las personas libres pueden actuar moral o inmoralmente. Esta libertad es un don de Dios y cualquier sistema que la coarte o limite no sólo es inmoral sino que está condenada al fracaso porque lucha en contra de la misma naturaleza humana. Esto ya lo reconocieron los escolásticos españoles, quienes establecieron las bases del pensamiento liberal en todos los ámbitos de la vida humana —liberal por estar fundado en la libertad fundamental del ser humano y la liberación que procede de la redención cristiana—. Desde el derecho a la libertad personal, la libertad religiosa, la libertad económica, la libre determinación de los pueblos, hasta las leyes del mercado, el gobierno limitado, los bajos impuestos y el derecho de evadir los impuestos abusivos, fueron los temas tratados por estos pioneros del pensamiento democrático moderno. La condena práctica y tajante del estado invasivo y controlador está claramente delineada en sus escritos, los cuales establecen las bases morales de la sociedad humana.
Hoy día en que el fracaso del socialismo les da la razón a estos pensadores ibéricos es imprescindible retomar su pensamiento y ponerlo al día. Es de importancia fundamental el reconocimiento de que sin reglas morales claras y aceptadas por los pueblos no se puede construir un estado funcional y quedamos sujetos a la anarquía y el abuso de aquellos que se abrogan el derecho de imponer el orden a su antojo. Por ello es imprescindible que los moralistas de hoy asuman de nuevo el estudio de la moral económica y política desde la perspectiva de nuestras sanas tradiciones.

Thursday, September 16, 2010

Conyugalidad

Conyugalidad
Por
Irving H. Bennett N.
Las circunstancias históricas constantemente reclaman la construcción de neologismos que nos permitan expresar mejor las realidades que una existencia en evolución nos presenta.  Al surgir nuevas circunstancias que las constantes mutaciones producen, se necesita expresar de mejor manera y con más matices las relaciones entre los diversos factores involucrados en dichas novedades.  Hoy se pretende legalizar y normalizar supuestos matrimonios entre personas del mismo sexo por lo cual necesitamos reflexionar más profundamente la naturaleza de lo que es un matrimonio.  En esta encrucijada surgen términos como Conyugalidad, conyugable, esponsalidad, y otros parecidos.
La persona humana existe en una bipolaridad complementaria en la cual ninguno de los polos está completo sin el otro.  Cada sexo es diferente al otro desde la configuración genética hasta la fisiológica, en el carácter y en la psicología.  En esta polaridad, cada uno tiene sus propias riquezas y sus propias carencias, lo cual requiere del otro para el enriquecimiento y la realización propia.  Por ello, cada uno puede, en cuanto macho o hembra, hacer de sí, en el amor, un don al otro.  Esta posibilidad, que se da de manera especial y única en la sexualidad, es la conyugalidad, realidad fundamental de los géneros.
El hecho del género es esencial a esta esponsalidad inscrita en la biología del hombre y la mujer.  Es una característica fundamental de la antropología.  Toda la estructura personal del ser humano está empapada de esta dimensión conyugal.  En la escritura ya se señala que no es bueno que el hombre esté solo.  Esta soledad original es parte insoslayable de su cuerpo, que sólo puede ser resuelta de manera natural en la unión sexual con el otro del género complementario.  Esta soledad primordial del ser humanos se resuelve sólo frente a otro ser humano, pero nunca de la misma manera ni en la misma profundidad que en la entrega mutua del matrimonio, en la cual los dos se vuelven una sola carne, ahora completada en su complementariedad.  Dicho eso, no podemos excluir una realización plena en quienes eligen el celibato como entrega y don, pero esta plenificación es un don que viene de Dios y precisamente por una entrega que está en función del otro, y de manera especial de la misma familia a la cual se ha renunciado en lo personal pero por la cual se ha optado de manera radical.
Esta esponsabilidad del hombre y la mujer, está inscrita en la misma naturaleza del ser humano.  Ella ha sido desarrollada a través de los cuatro mil millones de años de evolución que ha culminado en el hombre, macho y hembra, seres humanos complementarios primordialmente hechos el uno para el otro.  El matrimonio que es la realización de esta conyugalidad, realizada en la libertad, del don y la aceptación mutua, es inherente al ser humano y previo a cualquier legislación, que tan sólo puede reconocerlo y oficializarlo frente a la comunidad.
Esta conyugabilidad esencial en la sexualidad humana comparte con la sexualidad en toda la biota terrestre la función de ir creando un enriquecimiento progresivo en la existencia.  Un elemento integral de dicho enriquecimiento es la diferenciación y la variedad.  La verdadera riqueza está en la variedad más que en la mera abundancia.  Pero en el ser humano la riqueza ha llegado a realizarse en una concienciación progresiva que requiere de la atención paterna.  Por ello la entrega mutua en el amor conlleva realidades ineludibles fundadas en la naturaleza misma de la sexualidad humana.  La más obvia e apremiante es la necesidad de cuidar y educar la prole.  Pero esta no es la única.  Todos necesitamos de los otros y de una manera comprometida y duradera.
Nuestro desarrollo personal depende del intercambio con el otro, con el que es diferente.  La diferenciación sexual es la principal fuente de diferencia y complementariedad.  La división del trabajo y la especialización en las funciones que tiene ya raíces en la evolución de la especie, hace necesaria la conjunción de los géneros para su desarrollo pleno.
Esta realidad está expresada de maneras estupendas en los dos relatos de la creación en el Génesis.  En el primer relato se dice:  “Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.” (Gen 1, 27) En el segundo relato dice:  “…7 Yahveh Dios formó al hombre del polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre ser viviente.  18 Dijo luego Yahveh Dios: ‘No es bueno que el hombre esté solo.  Voy a hacerle una ayuda adecuada’.  22 De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. 23  Entonces éste exclamó:  ‘Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.  Ésta será llamada Varona porque del Varón ha sido tomada.’ 24  Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.”  Ya en los albores de nuestra civilización se reconocía la complementariedad sexual esencial de la naturaleza humana y se relacionaba con la misma naturaleza divina.
Por ello vemos que el esperpento de la conjunción de homosexuales no es conyugable.